La innovadora propuesta de Pastora convence a Valladolid

29 04 2008
En los tiempos que corren, tener un grupo de música y que te cuelguen la etiqueta de «difícil de calificar» puede ser un problema o una virtud, y en el caso de Pastora sucede esto último, tal y como pudimos comprobar el pasado jueves.

La banda formada por los Dolo Beltrán y los hermanos Riba (Caïm y Pauet) llegó a Valladolid para mostrar su propuesta: un estilo que algunos se han atrevido a englobar dentro del llamado pop electrónico, pero que también navega en ocasiones por las tendencias menos sintéticas, más orgánicas e incluso con estribillos pegadizos, sobre todo en sus últimas composiciones. Lo cierto es que se trata de una banda atípica, pues es la primera vez que vemos a un grupo en la que uno de sus tres componentes, al margen de la banda que les completa, ni siquiera es músico. El mayor de los hermanos, Pauet, se encarga de las imágenes que proyectan en una pantalla al fondo del escenario durante toda la actuación, y para ello se sirve de dos cámaras enfocadas hacia una mesita sobre la que descansan los objetos más diversos y variopintos que se pueda imaginar, además de un ordenador desde el que lanza algunos vídeos pregrabados y añade efectos digitales de todo tipo. Este dispositivo tan especial hizo las delicias de los espectadores que estaban situados más cerca del escenario y podían ver de cerca el proceso de creación de las diferentes imágenes.

Nacho Vicente

 El resultado es difícil de explicar con palabras, pero lo cierto es que este añadido visual complementa perfectamente la parte musical, sin distraer excesivamente la atención del público que en número aceptable (aproximadamente 300 personas) se acercó a la Sala Mambo y coreó convencido la mayor parte de las canciones que conformaron el repertorio. Sin duda, los temas que más se vivieron fueron los que han sido emitidos por las radiofórmulas, empezando por el single actual, «Grandes despedidas» (de su nuevo disco «Circuitos de lujo») y terminando por «Lola», el tema de su disco de debut que les dio fama nacional hace ya casi cuatro años.

Una banda acompañante sólida (batería, bajo y teclados) reforzó las guitarras y programaciones de Caïm y por supuesto la voz y el encanto personal de una Dolo que se metió al público en el bolsillo desde el primer momento, cuando salieron a escena y tuvieron que parar la primera canción a los dos minutos por problemas de sonido. Hasta que se solventó esta incidencia, la cantante de Pastora, última en incorporarse al grupo y autora de las letras, tuvo que echar mano de su faceta de actriz y no tuvo inconveniente incluso en contar un par de chistes para hacer la espera más amena.

El único lunar volvió a venir por parte de la sala. Si bien es cierto que Pastora salió al escenario con algo de retraso (mientras esperaban a que los más rezagados pudieran llegar a tiempo) y que esta circunstancia se vio agravada con los cinco minutos que tuvieron que estar parados por el problema de sonido, lo cierto es que la cuestión de los horarios está empezando a resultar bastante molesta. Si hace unos meses fueron «Despistaos» los que remataron la parte final de su concierto con la luz de la discoteca ya encendida, en una clara invitación a abandonar el recinto, esta vez el grupo se vio obligado a recortar un par de canciones del repertorio previsto cuando a las 22:50 h. les avisaron de que había que terminar ya el concierto. El público se lo tomó con resignación pero también con cierto malestar; no obstante, habían pagado 17 € por disfrutar de Pastora el mayor tiempo posible, y la duración total del espectáculo se quedó algo corta. Ignoramos si la responsabilidad es únicamente de la sala o si sus encargados actúan de esta forma presionados por algún tipo de ordenanza municipal, que cada vez parecen ser más estrictas, pero es una pena que estos conciertos se encuentren con estas limitaciones que rayan ya en el exceso de celo. La música se merece mucho más.


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Un comentario

29 04 2008
Alma

¡Qué buena crónica, qué bien que los que no fuimos podamos casi verlo en diferido!
Precioso. Y la putada seguro que es una ordenanza municipal…

Un beso.

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